El camino de las alianzas

Todos reconocemos en el discurso y escuchamos repetidamente la relevancia del trabajo en alianza. Pero más allá del discurso, las alianzas y redes requieren una inversión de tiempo y flexibilidad que lleva a preguntarse por qué es valioso hacer esa inversión de tiempo y energía en este tipo de iniciativas. 

En esa lógica, uno podría hacer un ejercicio contractual y cuestionarse qué pasaría si cada uno sigue sigue trabajando a fin de maximizar los logros y priorizando cumplimiento riguroso de meta de la organización, dejando en segundo lugar las áreas compartidas mayormente con otras organizaciones con problemas y propósitos similares, pero, con diagnósticos e intervenciones diferentes. Siguiendo con ese escenario, nos podemos imaginar territorios sobre intervenidos por diversas organizaciones de la sociedad civil y el Estado, al mismo tiempo que otros mucho más necesitados; programas que se tropiezan con desafíos similares que no logran resolver y una opinión pública disgregada o escuchando al que mete más ruido. Y cada uno de estos errores son los que se pueden corregir o evitar trabajando juntos por metas comunes.

Movilizarnos para desafíos más amplios y críticos como el educacional, significa que tenemos que ir más allá de los recursos e inversiones propias, construyendo sobre aprendizajes y capacidades colectivas, sobre fortalezas y recursos comunes para desarrollar soluciones innovadoras y herramientas complementarias, que contribuyan a impulsar propuestas efectivas con mayor alcance y profundidad. Esto implica articulación de actores, necesidades y oportunidades, como una fórmula para alcanzar objetivos más amplios y trascendentales, como es el de la educación en Chile. 

Como Fundación CMPC hemos emprendido este camino de invertir tiempo y recursos en alianzas y redes, porque creemos firmemente en el potencial de las acciones colaborativas para movilizarnos hacia mejorar nuestra labor y ampliar nuestro impacto. Nuestro contacto con las comunidades y nuestra focalización territorial y temática nos permite visibilizar temas como parentalidad, lectura, desarrollo socioemocional, medioambiente y educación rural, desde el contacto con los miles de familias, estudiantes, escuelas, jardines infantiles, servicios locales, equipos DAEM, docentes y directivos que participan de nuestros programas. Así también, desde la experiencia y conocimientos de nuestro equipo de 64 personas desplegadas en el territorio centro – sur de nuestro país. 

Alcanzar más y mejores soluciones para nuestras comunidades, promover la participación de actores locales en sus planes y soluciones, ser agentes de articulación público – privada; todas ellas son metas en las que hemos podido avanzar gracias a este camino de alianzas. Por un Chile que Lee es un maravilloso ejemplo de cómo podemos articularnos con otros para movilizar un tema país de tal trascendencia como que todos los niños y niñas de Chile lean. Esta red integra más de 100 organizaciones del ámbito público y privado, que ha perseverado con un trabajo que partió el segundo semestre del año 2022, con un propósito común, pero muy diversas miradas y experiencias, trabajando cada semana en iniciativas concretas y en la búsqueda permanente de nuevas fórmulas para sostener el esfuerzo y dar sostenibilidad a esta misión.

Finalmente, lo que aquí planteamos, es que tomar el camino de las alianzas es fundamental y la inversión que significa de tiempo y de flexibilidad es la forma en que podemos avanzar juntos por las metas que nos unen como sociedad, especialmente en épocas de crisis y en desafíos complejos como los que enfrentamos actualmente en la educación post-pandemia en Latinoamérica.

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